Cuando a la videoartista sevillana María Cañas le preguntan a qué artistas admira, responde que son tantos, que es incapaz de enumerarlos todos. ‘Tengo muchos padres’ dice, tras referirse a ellos con una bella imagen: son sus ‘faros de Alejandría’. Si le hiciéramos la misma pregunta a Isaki Lacuesta, probablemente contestaría de forma similar, pero añadiría que su ‘padre’ cinematográfico es Joaquim Jordà. Este capítulo comienza con una obra de este por dos razones. La primera es diegética: Vint anys no és res2 negocia la dialéctica entre el pasado y el presente en términos celebratorios. La mirada analéptica ensalza un proyecto de izquierdas a pesar de haber fracasado. La exaltación, más que la represión o el victimismo, constituye el eje compositivo del tercer documental de este director, escritor y profesor fallecido en 2006. El espíritu conmemorativo de la película adquiere un valor único al recoger los testimonios y los recuerdos de las víctimas. La segunda, extradiegética: como cineasta, Jordà representa el comienzo de una reciente iniciativa de filiación en el cine documental catalán. El programa de Màster de la Universidad Pompeu Fabra contó con el magisterio de Jordà además de Guerín y Comolli y de esta colaboración han surgido los nuevos nombres del documentalismo contemporáneo (Isaki Lacuesta, Andrés Duque, Óscar Pérez, Laia Manresa y Sergi Dies, entre otros).