Tanto el escritor Carlos Montemayor como el historiador Alexander Aviña coinciden en que la recurrencia de la guerrilla mexicana señala una demanda histórica que aún permanece irresoluta. Este carácter espectral de los movimientos armados en México durante los años 60 y 70 del siglo pasado es una condición que suele repetirse en el ámbito de la crítica literaria, pues, aunque ocasionalmente el tema es rescatado del olvido, su abordaje recae en enfoques tradicionales como las representaciones de la violencia estatal hacia la disidencia política, quedando pendientes otras perspectivas que merecen ser exploradas. Tal es el objetivo del presente capítulo, el cual examina los trabajos del miedo y sus categorías intrínsecas, como el terror, el horror y la ruina a partir del libelo gráfico Traición a la patria (1971) de José G. Cruz, y las novelas ¿Por qué no dijiste todo? (1980) y La patria celestial (1992), ambas de Salvador Castañeda, preso político y exguerrillero del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR).

En esta exploración del miedo, la noción de “lo ominoso” (“the uncanny”) elaborada por Sigmund Freud y la teoría del habitus desarrollada por Norbert Elias dialogan para exponer cómo el temor al cambio político tiene raíces en un aprendizaje infundido. Se argumenta que el miedo es una estructura que produce y administra efectos perturbadores en el individuo mediante un proceso semejante al descrito por Freud en “lo ominoso”, es decir, mediante “la pérdida de familiaridad hacia un objeto previamente conocido” (220). Dicho proceso ocurre desde aquello que Elias denomina como habitus o “aprendizaje social encarnado” (ix), que está estrechamente vinculado a un orden establecido. Cuando dicho orden se ve perturbado, ese habitus produce un distanciamiento en la relación sujeto-objeto. A causa de esto, el objeto (conocido) deviene ajeno, provocando en el sujeto un sobrecogimiento que lo conduce a su propia degradación y a la transformación violenta de sus deseos y afectos.

A continuación, observaremos cómo, en el marco de estas narrativas, el miedo participa en la formación de procesos discursivos provenientes de una estructura que, al percibirse amenazada, reacciona al nivel del habitus para conservar su posición o recuperar su agencia.