Published online by Cambridge University Press: 11 January 2024
¡Ay, que ya sube hasta el cielo
El denso vapor y el humo,
Y de ilustre sangre mora
Salpícanse asaz los muros!
Romance inédito.Ya había clareado cuando se dirigieron los viajeros con Zaide, uno de los principales moros de Benaocaz, hacia la Cueva de Alchite; primero bajaron un rato por la cuesta que de dicho pueblo guía hacia Ubrique, luego entraron en una llanura pedregosa sembrada de multitud de peñascos que forman aguzadas puntas, y al fin toparon con la boca de la caverna; mucha práctica era necesaria sin duda para penetrar en ella sin riesgo; hállase al principio un pequeño vestíbulo de mediana altura; después se baja por un estrecho callejón en figura de cono que tendrá diez varas, luego se juntan tanto las piedras que es preciso pasar otras veinte arrastrando por el suelo; en seguida hay que deslizarse por resbaladizas lajas, siempre con mucho cuidado, pues están sembrados los bordes de espantosos precipicios y profundas simas; finalmente, como a doscientas varas de distancia de la superficie de la tierra, hallase un ancho y magnífico salón; a la claridad de las luces vieron entonces el más hermoso espectáculo que darse podía; innumerables petrificaciones y estalactitas de diversos colores y hechuras colgaban del techo y de las paredes, mientras a un lado hallábase un estrecho y largo boquerón, y oíase por su hondura correr un río subterráneo cuya entrada y salida se ignora.
—Asombroso lugar —exclamó admirado Mahamud—, es imposible que jamás el arte pueda formar otro tan sublime como este que la naturaleza por sí sola ha labrado.
—[No]1 he oído hablar de esta caverna —respondió el ferí—; a pesar de mis conocimientos prácticos en estos países.
—Será —contestó Zaide— porque fue descubierta poco antes de la conquista de nuestro pueblo, y después nos ha servido más veces de asilo, y otras de punto de reunión para hablar en secreto de los particulares y públicos intereses.
—En efecto —continuó Abenamet—, el sitio es sumamente a propósito para una conjuración.
—Y no creas que está toda visitada; aún hay varios ramales en los que todavía nadie ha querido penetrar.
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