Recibir a Vuestra Santidad en la sede de nuestro Comité es no solamente un honor y un privilegio, sino también, sobre todo, un gran alivio, pues se trata de una oportunidad ñnica para acoger al jefe de un Estado fundado en una fuerza espiritual, por oposición a la fuerza militar.
Así, en este mundo con demasiada frecuencia regido por el juego de las armas, Vuestra Santidad personifica, como Soberano Pontífice de la Iglesia católica romana, esa espiritualidad sin la cual ninguna empresa puede calificarse de verdaderamente humana.
Tambiùn es una fuerza moral el fundamento de la Cruz Roja, que, lo mismo que las iglesias, evoluciona inerme, en nuestro tan despiadado mundo, y Vuestra Santidad sabe los riesgos que esto conlleva… Nosotros lo comprobamos todos los días: sólo la elevación de los espíritus, el mantenimiento de los valores, la constante vigilancia nos permitirán vivir plenamente y transmitir al mundo el mensaje de Vuestra Santidad y el nuestro.