Como desde hace cierto tiempo se está pensando en una posible revisión de los Estatutos de la Cruz Roja Internacional de 1952 y del Acuerdo entre el CICR y la Liga de 1969–1974, la Revista Internacional consideró que sería interesante y útil pedir al señor André Durand, ex delegado del CICR e historiador, autor del segundo tomo «De Sarajevo á Hiroshima», de la Historia del Comité Internacional de la Cruz Roja, que escribiera un artículo sobre la historia de los Estatutos y del Acuerdo. El lector encontrará en ese trabajo los acontecimientos, las diversas concepciones y las experiencias vividas por nuestros predecesores, que motivaron el origen y marcaron las sucesivas etapas de la redacción y la evolución de esos textos.

Los primeros estatutos de la Cruz Roja Internacional datan de 1928. Hasta esa fecha, la obra internacional de la Cruz Roja no disponía de una constitución.

«Cuatro periodistas muertos en El Salvador», «Seis periodistas desaparecidos», «Liberación de tres periodistas detenidos por espionaje»: son títulos de recientes noticias; plantean la cuestión que tratamos en el presente artículo: los periodistas que ejercen su profesión en tiempo de guerra están expuestos a graves amenazas; ¿qué se estipula en el derecho internacional público para protegerlos y para facilitar su actividad profesional?

Una vez más han tenido ustedes a bien invitar al Comité Internacional de la Cruz Roja para asistir a esta Conferencia anual. Apreciamos el honor que le hacen y la confianza que le demuestran y deseo ante todo expresarles mi más sincero agradecimiento.

En el año que acaba de finalizar fueron muchos los acontecimientos dramáticos en el mundo. Los conflictos que asolan el Oriente Medio se situaron nuevamente en el centro de las preocupaciones del Comité Internacional y de numerosas Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja que han querido ser solidarias con las víctimas. Nuestro agradecimiento se dirige hoy especialmente a las Sociedades que nos han proporcionado los medios para actuar, tanto por su apoyo moral como por el envío de personal calificado, de socorros o de fondos. Desafortunadamente, comprobamos que la aplicación del derecho internacional humanitario por los Estados implicados en un conflicto, es cada vez menos satisfactorio.

Han transcurrido ya más de siete años desde que se publicó la primera editión de esta obra. Siete años durante los cuales la violencia ha recrudecido en vez de disminuir; se ha visto, a menudo, un creciente desprecio por el respeto debido a la vida y por la observancia de los derechos fundamentales del ser humano.

El mes de octubre pasado, se celebraron, en Ginebra, importantes reuniones de la Cruz Roja: por orden cronológico, la XII reunión del Consejo Ejecutivo de la Liga, el 7 de octubre; después, la III reunión de la Asamblea General de la Liga, del 8 al 12 de octubre; por último, la reunión del Consejo de Delegados, los días 13 y 14 de octubre de 1983. Recordemos muy brevemente que la Asamblea General de la Liga, órgano supremo de decisión de la Liga, está integrado por las delegaciones de las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, miembros de la Liga, y que se reúne cada dos años. El Consejo Ejecutivo, órgano ejecutivo de la Asamblea, está integrado por el presidente y por los nueve vicepresidentes de la Liga; además, por representantes de dieciséis Sociedades Nacionales miembros de la Asamblea. Se reúne cada seis meses.

Presidió las reuniones de la Asamblea General del Consejo Ejecutivo de la Liga el señor Enrique de la Mata Gorostizaga, presidente de la Liga.

— Como institución, el Comité International de la Cruz Roja (CICR) no tiene derecho alguno por sí mismo; no tiene más derechos que los de las víctimas sin voz en cuyo nombre se expresa.

— Sin la defensa de los principios fundamentales de la Cruz Roja, de los que es guardián, el CICR sólo sería una agencia voluntaria más, con un pequeño presupuesto.

— De hecho, el derecho internacional humanitario sólo protege a las víctimas que los Gobiernos tienen a bien permitirle proteger; pero sus principios pueden y deben ser invocados, aun cuando ese derecho no sea aplicable.

— La principal razón del éxito del CICR son las mujeres y los hombres que para él trabajan; la preservación y la gestión de ese capital son unas de sus tareas más importantes y más difíciles.

— La radicalización de los antagonismos políticos, económicos e ideológicos será una de las características de los años futuros y uno de los principales obstáculos con los que el CICR deberá enfrentarse.

Los derechos humanos y especialmente los derechos civiles y políticos han influenciado la reciente evolución del derecho internacional humanitario. Esta comprobación es válida sobre todo para el Protocolo II, relativo a los conflictos armados no internacionales. El año 1978, en la Conferencia celebrada en Teherán, las Naciones Unidas asociaron por primera vez estas dos ramas del derecho internacional. A partir de ese momento, el derecho internacional humanitario se denomina también «derechos humanos en período de conflicto armado». Esta relación se concretó ulteriormente con la inclusión, en los Protocolos adicionales, de ciertas normas fundamentales, idénticas a las de las Convenciones de los derechos humanos; contribuye a reforzar la protección de la persona humana en las situaciones de conflicto armado.

En el segundo considerando del Preámbulo del Protocolo II se establece una relatión con los derechos humanos, «recordando, asimismo que los instrumentos internacionales relativos a los derechos humanos ofrecen a la persona humana una protectión fundamental«. Se trata de una toma de posición importante, si se tiene en cuenta que la función de un preámbulo es orientar, mediante directrices, la interpretatión de un tratado. Por primera vez, en un instrumento de derecho internacional humanitario, se incluyó una mention explicita a los derechos humanos. Ello no significa necesariamente que no haya habido antes relaciones entre las dos ramas del derecho internacional.

El 7 de octubre, se celebró la XII Reunión del Consejo Ejecutivo, la víspera de la apertura de la III Reunión de la Asamblea General. El Consejo Ejecutivo se limitó esencialmente a formular recomendaciones para la Asamblea, instancia suprema de la Liga, ya que ésta se reunía al día siguiente y le correspondía tomar decisiones acerca de las recomendaciones del Consejo, por ejemplo las relativas a la elección de los miembros de la Comisión Permanente del Baremo.

La Asamblea General se reunió del 8 al 12 de octubre. Asistieron unos 400 delegados procedentes de unas 130 Sociedades Nacionales. También estaban presentes algunos representantes de Sociedades en formación.

En su discurso de apertura, el presidente de la Liga, señor Enrique de la Mata Gorostizaga, declaró que « la Cruz Roja debe ser un instrumento de paz », y que, con ese cometido, debe respetar escrupulosamente sus principios de neutralidad y de imparcialidad.

Actuando en calidad de intermediario neutral, a solicitud de todas las partes interesadas, el CICR organizó, el 30 de junio, a bordo de un avión fletado especialmente, la salida de Angola de un grupo de 55 personas detenidas por UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola). Había en ese grupo 45 checoslovacos (de los cuales 38 mujeres y niños) y 10 súbditos Portugueses; todos habían sido capturados, el mes de marzo en Alto Catumbela, cerca de la costa atlántica del país. Los ciudadanos Portugueses han sido entregados a sus representantes diplomáticos en Johannesburgo (Sudáfrica), mientras que los checoslovacos fueron trasladados, a bordo de otro aparato del CICR, a Kinshasa (Zaire), donde han sido confiados a las autoridades consulares de su país. Antes de proceder a la operación de traslado, tres delegados del CICR, acompañados por un mádico y por una enfermera, habían permanecido durante una semana en una base de UNITA, en el sur de Angola, a fin de proporcionar cuidados a los detenidos, distribuir víveres, ropa y transmitirles mensajes de sus familiares.

Como encargado del Departamento de Información del CICR en Ginebra, tengo el doble cometido de dirigir, por una parte, todas las actividades de difusión del derecho internacional humanitario y de propiciar, por otra parte, las relaciones del CICR con los representantes de los medios de informacion. Me referiré aquí, brevemente, a este doble aspecto del cometido puntualizando, de entrada, que no soy jurista ni periodista.

Permítaseme expresar una viva gratitud por haber dado al Comité International de la Cruz Roja la oportunidad de participar en el importante debate con el que comienza la reunión anual del Comité Ejecutivo del Programa del Alto Comisionado, así como gran satisfacción por la armoniosa colaboración entablada con el Alto Comisionado, en el que encontramos siempre comprensión, apoyo y una firme voluntad de buscar soluciones a los problemas comunes de nuestras dos Instituciones.

Quisiera yo destacar, ante todo, con el asenso de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que esta reunión del Comité es la primera que se celebra tras la aprobación, el mes de noviembre de 1981, en Manila, por la XXIV Conferencia Internacional de la Cruz Roja, de una importante resolución (la XXI) relativa a la acción de la Cruz Roja Internacional en favor de los refugiados, en la que se traza una línea de conducta para la repartición de cometidos y de responsabilidades entre el Alto Comisionado para los Refugiados (ACR) y la Cruz Roja.

Las primeras Sociedades Nacionales de la Cruz Roja se instituyeron, precisamente, con objeto de prestar ayuda en favor de los militares heridos, tras iniciativa de Henry Dunant y de sus colegas que integraban una asociación privada ginebrina que, más tarde, se denominaría « Comité Internacional de la Cruz Roja ».

En un comienzo, la labor de dichas Sociedades era clara y perfectamente delimitada: se trataba de reforzar los servicios de sanidad militares con el envío de voluntarios, debidamente autorizados y que se beneficiaban de la misma protectión que el personal sanitario del ejército. Desde entonces, aunque las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, actualmente en casi todos los países del mundo, hayan ampliado y diversificado considerablemente sus actividades, dicha misión original sigue figurando entre las funciones específicas, de tal manera que una nueva Sociedad no puede ser miembro de pleno derecho en nuestro Movimiento sin haber demostrado antes su capacidad de asumir esa responsabilidad.

Desde hace varios años, la Cruz Roja Polaca, en colaboración con el CICR, organiza una serie de seminarios relativos al derecho internacional humanitario, destinados a diversas categorías de público.

Entre esos seminarios destinados a un público internacional, es necesario mencionar:

— la reunión de Varsovia, en 1977, para los miembros de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de Europa,

— la de Gdansk, en 1978, destinada a la juventud de las Sociedades de la Cruz Roja,

— el seminario de Cracovia, en 1979, para los profesores de derecho internacional en las universidades, al que participaron 39 personas procedentes de 20 países de Europa y de America del Norte,

— el seminario de Varsovia, en 1980, destinado al personal médico y paramédico de la Cruz Roja,

— el curso de Varsovia, en 1981, para los estudiantes avanzados de Derecho, de las universidades de Europa y de América del Norte.

El Consejo de Delegados se reunió en Ginebra, los días 13 y 14 de octubre de 1983, y tomó las resoluciones y decisiones siguientes:

El Consejo de Delegados,

considerando que el papel de la Cruz Roja al servicio del desarme procede de su contribución a la instauración de una paz verdadera, y que sus esfuerzos deben tender a lograr este objetivo, definido en el Preámbulo del Programa de Acción de la Cruz Roja como factor de paz, como « un proceso dinámico de cooperación entre todos los Estados y todos los pueblos, cooperación que debe fundarse en la libertad, la independencia, la soberanía nacional, la igualdad, el respeto de los derechos humanos, y en la distribución equitativa de los recursos para atender las necesidades de los pueblos »,

recordando que el Programa de Acción de la Cruz Roja como factor de paz, aprobado en Bucarest el año 1977, se destaca el deber de todas las Sociedades Nacionales, de la Liga y del CICR de contribuir al desarme y de apoyar los esfuerzos en este sentido,

Me siento muy honrado y estoy muy agradecido por tener la oportunidad de explicar la función del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y algunos aspectos logísticos de sus actividades de asistencia. No cabe duda de que muchos conocen la Cruz Roja en general, pero puede ser interesante reseñar la posición y la función especiales del CICR en el Movimiento de la Cruz Roja y entre todas las otras organizaciones humanitarias. Explicaré a continuación cuáles son las dificultades logísticas que debe superar el CICR para desplegar sus actividades de asistencia.

El presidente del CICR, señor Alexandra Hay, acompañado por los señores Sergio Nessi,jefede la División de Financiamiento, y G. B. Bacchetta, delegado zonal para la península arábiga, viajó para efectuar una corta misión, del 25 al 29 de marzo, en Arabia Saudita.

La finalidad de dicha misión era, para el presidente del CICR, reunirse con directivos de diversas organizaciones zonales árabes, con objeto de informarles acerca de las crecientes necesidades financieras del CICR debido a la extensión de sus actividades en el mundo y, particularmente, en los países del Oriente Medio, donde el CICR ha intervenido en los conflictos de Líbano y de Irán-Iraq. Es de esperar que esos organismos aborden el problema con los países miembros de la respectiva asociación, y que los estimulen para que participen más activamente en la financiación del CICR.

El documento que a continuación se reproduce, redactado por la División de Socorros del CICR, se presentó y se debatió en el «Seminario para la preparación en caso de catástrofe», que tuvo lugar, del 16 al 21 de mayo de 1983, en Maseru, Lesotho. La redaccioón de la Revista Internacional considera que es útil darlo a conocer a todas las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

En las guerras actuales, en que se emplean, las más de las veces, mátodos y medios indiscriminados (por ejemplo, bombardeos indiscriminados, minas, trampas), el personal de socorros se ve expuesto cada vez a mayores peligros cuando efectúa su labor. Con las siguientes consignas, que se asemejan ampliamente a las normas de seguridad internas del CICR, se pretende centrar la atención del personal de las Sociedades Nacionales en algunas sencillas y prácticas medidas de seguridad que puedan contribuir a aminorar los peligros relacionados con la labor de socorros realizada sobre el teneno en tiempo de conflicto.

enviado por el CICR, el 7 de diciembre de 1982, a las Altas Partes contratantes del Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo a la protección de las victimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I)

¿ Se deben uniformar y normalizar los colores del emblema de la Cruz Roja ?

Esta pregunta parece preocupar a algunos miembros del Movimiento de la Cruz Roja y ha sido planteada, en varias oportunidades, al CICR. Se propuso que se definan científicamente los colores del emblema y que, para los brazales, banderas, insignias, papel de carta y publicaciones de nuestro Movimiento, sólo se utilicen los tonos que respondan a las normas así adoptadas.

Podría examinarse una cuestión similar por lo que respecta a las dimensiones y proporciones de la cruz roja que figura en el emblema: ¿ deberían reglamentarse y normalizarse ? El mismo problema se presentaría para la media luna roja: ¿ deberían estar dirigidas sus puntas hacia la derecha o hacia la izquierda? ¿tendrían que estar más, o menos, juntas ?

La Asamblea del CICR eligió, en su sesión celebrada el 20 de enero de 1983, a un nuevo miembro: el profesor Hans Haug, que asumirá sus funciones el 1 de marzo del año en curso.

El señor Hans Haug nació en San Gall el año 1921. Cursó estudios de Derecho en las Universidades de Ginebra y de Zurich. En 1961, fue nombrado profesor agregado; después, en 1967, catedratico de Derecho Internacional Público en la Escuela de Altos Estudios Económicos y Sociales de San Gall.