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La recepción de Sidonio Apolinar en los albores del Humanismo: Petrarca y Salutati como intérpretes y transmisores de la cultura tardoantigua

Published online by Cambridge University Press:  27 January 2016

Jesús Hernández Lobato*
Affiliation:
University of Oxford

Extract

Es asunto de sobra conocido que la obra del autor galorromano Sidonio Apolinar (430/431–c. 487 d. C.) gozó de una amplísima e ininterrumpida difusión durante todo el Medievo, reflejo palmario de su éxito e influencia a lo largo de dicho período. Sin embargo, los sofisticados textos de este poeta lionés, tan admirados e imitados durante siglos, pronto habrían de enfrentarse a una nueva forma mentis, que avanzaba poco a poco por la escena intelectual europea, hasta llegar a hacerse hegemónica: se trata, como es obvio, del primer Humanismo, que apenas comenzaba a despuntar sobre el solar itálico del Trecento. De ahí que la opinión que sobre este autor tardoantiguo se forjase un personaje tan influyente como Petrarca (1304–1374), auténtico abanderado de ese cambio de paradigma intelectual, habría de condicionar sobremanera el modo en que sus obras iban a ser juzgadas y percibidas a lo largo de todo el Renacimiento. La fortuna de Sidonio Apolinar y la propia pervivencia de su trabajo, hasta entonces libres de toda amenaza, entraban en una fase problemática, que habría de ser determinante para explicar sus futuros vaivenes.

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Research Article
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Copyright © Fordham University 

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References

1 Sobre la vida de Sidonio Apolinar y su contexto histórico, vid. Harries, J., Sidonius Apollinaris and the Fall of Rome: AD 407–485 (Oxford, 1994), que actualiza y reformula el clásico estudio de Stevens, C. E., Sidonius Apollinaris and His Age (Oxford, 1933). Sobre su sofisticado quehacer literario y sus preferencias estilísticas resulta imprescindible la monografía de Gualandri, I., Furtiva lectio: Studi su Sidonio Apollinare (Milano, 1979), que supera ampliamente la obra pionera de Loyen, A., Sidoine Apollinaire et l'esprit précieux en Gaule aux derniers jours de l'Empire (Paris, 1943), que, con todo, aún conserva cierta vigencia. Sobre la poética de Sidonio, cf. la reciente monografía de Condorelli, S., Il poeta doctus nel V secolo d.C.: Aspetti della poetica di Sidonio Apollinare (Napoli, 2008) y las aportaciones de Hernández Lobato, J., “Sterilis Camena: El carmen 9 de Sidonio Apolinar o la muerte de la poesía,” Acme 63 (2010): 97–133. Este estudio se ha llevado a cabo en el marco de los proyectos de investigación FFI2009–09134 (Ministerio de Ciencia e Innovación) y SA120A08 (Junta de Castilla y León). Deseo hacer constar mi agradecimiento al doctor Óscar Prieto Domínguez (Universidad de Valladolid) por su inestimable ayuda durante la revisión final de este artículo.Google Scholar

2 Para un panorama general de la recepción sidoniana en los primeros años del Medievo vid. Mascoli, P., “Per una ricostruzione del Fortleben di Sidonio Apollinare,” Invigilata Lucernis 26 (2004): 165–83. Sobre la imitatio Sidonii preconizada por la tratadística medieval y practicada por muchos de los autores más destacados del período vid. Faral, E., “Sidoine Apollinaire et la technique littéraire du Moyen Âge,” en Miscellanea Giovanni Mercati, 2: Letteratura medioevale (Città del Vaticano, 1946), 1–14, con abundantes ejemplos. Sobre la presencia determinante de las obra de Sidonio en el panorama literario e intelectual del siglo XII vid. Hernández Lobato, J., “Sidonio Apolinar y Alano de Lille: el revival tardoantiguo de la Escuela de Chartres en el contexto intelectual del siglo XII,” en Proceedings of the 4th European Congress of Medieval Studies: Coexistence and Cooperation in the Middle Ages (Palermo, 23–27 June 2009) , ed. Musco, A. (Palermo, 2011), en prensa.Google Scholar

3 El texto en el que se menciona a Sidonio corresponde a la primera redacción de la obra y fue suprimido en fases posteriores. Se nos ha transmitido únicamente en una rama de la tradición manuscrita, la y, cuyos códices, en palabras de su editor (Rossi, V., ed., Le Familiari di Francesco Petrarca [Firenze, 1933], xvi: “conservano testi originari o prossimi agli originari”). Tomamos este pasaje de la edición de Rossi, quien lo recoge en el aparato crítico (ibid., 10).Google Scholar

4 Sobre la anotaciones de Petrarca a este manuscrito ciceroniano vid. Blanc, P., “Pétrarque lecteur de Cicéron: Les Scolies pétrarquiennes du De Oratore et de l'Orator,” Studi petrarcheschi 9 (1978): 109–66.Google Scholar

5 La centralidad absoluta de Cicerón dentro del modelo estilístico petrarquesco está confirmada por un sinfín de datos documentales. Así, por ejemplo, al leer la máxima quintilianea “ille se profecisse sciat cui Cicero ualde placebit” (Quint., inst. 10.1.112) el humanista añade en los márgenes del manuscrito (el Parisinus lat. 7720) una elocuente nota dirigida a sí mismo: “Siluane, audi; te enim tangit.” Para una transcripción completa de las abundantísimas postillas del aretino a su manuscrito de Quintiliano (adquirido en 1350), vid. Accame Lanzilotta, M., “Le postille del Petrarca a Quintiliano (Cod. Parigino lat. 7720),” Quaderni petrarcheschi 5 (1988): 1201.Google Scholar

6 Es significativo, por ejemplo, que inmediatamente después de denunciar esa irrisio Ciceronis que Petrarca le achaca a Sidonio en el texto que nos ocupa, el humanista se entretenga en elaborar una encendida defensa de la prosa ciceroniana, apoyada sobre las declaraciones de Séneca el Viejo (contr. 1 praef. 6) y Quintiliano (inst. 10.1.109–12).Google Scholar

7 Sollius, C. Apollinaris Sidonius: Briefe , ed. Köhler, Helga, Buch 1 (Heidelberg, 1995), 106.Google Scholar

8 Vid. Condorelli, S., “Sidonio e Petrarca: tracce di una memoria perduta,” Bollettino di studi latini 34.2 (2004): 599608, especialmente 601–2.Google Scholar

9 Una vez más (cf. supra al respecto de fam. 1.1.32.288–89 y Sidon., epist. 1.1.1–2), Petrarca alude a un pasaje programático de Sidonio para afirmar a través de él sus propios principios literarios. El aretino demuestra, de este modo, cierta tendencia a la elaboración de metaprogramas, es decir, programas poéticos construidos a partir de otros programas precedentes, a los que revisita polémicamente. Sobre el programa poético expresado en el carm. 9 de Sidonio Apolinar vid. Hernández Lobato, J., “Sterilis Camena.” Google Scholar

10 Es igualmente posible que la expresión “Sidonii temeritatem,” con que Petraca aludía a las obras del autor galorromano en el ya comentado pasaje de fam. 1.1.32.288–89, dependa directamente de las nugas temerarias de Sidon., carm. 9.9. En ese caso, el citado pasaje de las Familiares estaría aludiendo simultáneamente a los dos grandes programas literarios de Sidonio: el de epist. 1.1 (prosa) y el de carm. 9 (verso).Google Scholar

11 Condorelli, , “Sidonio e Petrarca,” 605–8.Google Scholar

12 Ibid., 607–8.Google Scholar

13 Sobre el motivo del mono (“simia”) como metáfora de los imitadores serviles y su raigambre sidoniana cf. Curtius, E. R., Literatura europea y Edad Media Latina (Mexico, 1976), 2:750–52. El erudito alemán afirma taxativamente a este respecto que “Sidonio … fue uno de los modelos estilísticos del siglo XII, y la metáfora del simio es parte del mos sidonianus“ (ibid., 751). Sobre la presencia de dicha metáfora en Petrarca vid. Condorelli, “Sidonio e Petrarca,” 601–2.Google Scholar

14 Para un acercamiento general a la teoría de la imitación del aretino, vid. McLaughlin, M., Literary Imitation in the Italian Renaissance: The Theory and Practice of Literary Imitation in Italy from Dante to Bembo (Oxford, 1995), 2248.Google Scholar

15 Cf. Della Neva, J., “Reflecting Lesser Lights: The Imitation of Minor Writers in the Renaissance,” Renaissance Quarterly 42 (1989): 449–79, en concreto 451.Google Scholar

16 Para la deducción de esta fecha remito a Sabbadini, R., Le scoperte dei codici latini e greci ne' secoli XIV e XV , 2 vols. (Firenze, 1996), 1:45, que basa sus cálculos en la noticia de que da Pastrengo fue alumno en Bolonia de Oldraldo da Ponte.Google Scholar

17 Respecto al poemario de Sidonio, no podemos asegurar que da Pastrengo lo conociese de un modo directo, dado que se limita a mencionarlo. Es posible que tuviera noticia de su existencia a través de la obra de Gennadio, una de las fuentes esenciales de su catálogo, o bien a través del propio Petrarca, quien, como sabemos a tenor de sus citas, lo conocía al menos parcialmente.Google Scholar

18 Fol. 68 apud Sabbadini, , Le scoperte , 1:10.Google Scholar

19 Fol. 57 ibid., 8: “Propertius poeta de amore tractauit, ut Ouidius tradit.” Google Scholar

20 Ibid. Google Scholar

21 Ricardo de Bury concluyó la composición de esta obra el 24 de enero de 1344, en pleno siglo XIV.Google Scholar

22 Philob. 474 apud Sabbadini, , Le scoperte , 1:8.Google Scholar

23 Para una aproximación a la biografía de Giovanni Colonna, vid. Sabbadini, R., “Giovanni Colonna biografo e bibliografo del sec. XIV,” Atti della reale Accademia delle scienze di Torino 46 (1911): 282–85.Google Scholar

24 Cf. Sabbadini, , Le scoperte , 2:5455.Google Scholar

25 Téngase en cuenta que la obra de Colonna ni siquiera menciona autores tan importantes como Plauto, Horacio, Ovidio, Persio, Plinio el joven, Apuleyo, Gelio, Solino, Macrobio o Maximiano y que muchos de los que sí recoge dependen exclusivamente de una noticia indirecta y no de un conocimiento real de la obra. De ahí que la aparición de Sidonio sea tanto más significativa.Google Scholar

26 Sobre la presencia de Colonna en Chartres vid. Sabbadini, , “Giovanni Colonna,” 282–84.Google Scholar

27 Vid. Anticlaudianus 3.240 ss.: “Illic Sidonii trabeatus sermo refulgens / sidere multiplici splendet gemmisque colorum / lucet, et in dictis depictus pauo resultat.” Sobre el papel hegemónico de Sidonio Apolinar en la forja de la sofisticada poética de Alano y sobre su enorme influencia en la llamada “Escuela de Chartres” vid. Hernández Lobato, J., “Sidonio Apolinar” (n. 2 supra).Google Scholar

28 El propio Ullman parece compartir sustancialmente esta impresión, cf. Ullman, B. L., The Humanism of Coluccio Salutati (Padova, 1963), 269: “In the letter of 1385 (?) Coluccio asked also for Sidonius and Symmachus. The latter he had by 1393. It is true that he quotes a Sidonian passage as early as 1371 and again in 1385 (Epist. I, pp. 154–155; II, p. 100). But in view of his later request for Sidonius I do not belive he owned a complete manuscript in 1371. Rather he may have seen briefly the manuscripts owned by someone else — he calls attention to the scarcity of Sidonius' book.” Google Scholar

29 Cf. Epistolario di Coluccio Salutati , ed. Novati, F., 4 vols. (Roma, 1891–1911), 1:150.Google Scholar

30 Sobre la llamada “cuestión de los dos Sénecas” vid. Palagi, Laura Bocciolini, “Genesi e sviluppo della questione dei due Seneca nella tarda latinità,” Studi italiani di filologia classica 50 (1978): 215–31.Google Scholar

31 Vid. a este respecto epist. 3.8 ( Epistolario , ed. Novati, , 1:153–54): “inueni siquidem in glosula, quam in Anneo Floro perlegi, fuisse Lucium Anneum Senecam et Lucium Anneum Melam germanum suum ac Marcum Anneum Lucanum poetam, dicti Mele filium; quibus forte propter senatorii candidatus honorem, quo Lucius Seneca suis proluxisse refertur, et Senece fuit exhibitum cognomentum, aut ex Lucii Anneique nominibus, quibus Seneca et Mela communiter notabantur, non duo, sed unus apud posteros reputati.” Google Scholar

32 Nos referimos a Tancredo Vergiolesi.Google Scholar

33 Condorelli, , “Sidonio e Petrarca” (n. 8 supra).Google Scholar

34 Vid. Epistolario , ed. Novati, , 2:98.Google Scholar

35 Ibid., 100101 Google Scholar

36 “Assisto” + dat. significa, de hecho, aconsejar a alguien en calidad de abogado o asesor, e.g. Plin., epist. 7.6.3, “cras mihi assistendum erit familiari”; “Assideo” — y de él “assiduus” — también posee ese sentido jurídico de sentarse junto a alguien como su asesor o consejero, e.g. Cic., Ver. 3.30, “cum … tres recuperatorum nomine assedissent adseculae istius.” Google Scholar

37 La métrica de Sidonio — por lo general cuidadosa y ajustada a las reglas clásicas — ha sido objeto de un estudio parcial (restringido a los hexámetros de los panegyrici) a cargo de Condorelli, S., L'esametro dei Panegyrici di Sidonio Apollinare, Studi latini 42 (Napoli, 2001). Algunos apuntes de interés, acompañados de útiles estadísticas comparativas, se pueden encontrar en la aportación sobre la métrica ausoniana de Ceccarelli, L., “L'esametro di Ausonio tra classico e tardoantico,” Quaderni di Acme 73 (2005): 103–35. Para una discusión específica sobre el uso de la sinizesis en Sidonio y sus consecuencias ecdóticas en el carm. 13, vid. Hernández Lobato, J., “Murex Sidonius: Poder y poesía en el carmen 13 de Sidonio Apolinar,” Acme 60 (2007): 53–96, especialmente 81–84; e idem, “Nota a Sidonio Apolinar (carmen 13.19),” Acme 61 (2008): 303–9. Cf. et. Liénard, E., Répertoires prosodiques et métriques, vol. 2 (Bruxelles, 1980); Beltrán Serra, J., “Las cláusulas en el hexámetro de Sidonio,” Helmantica 47 (1996): 161–73, e idem, “Estudio de la cesura en el hexámetro de Sidonio,” Cuadernos de filología clásica: Estudios latinos 15 (1998): 387–95. No todos los humanistas serán, sin embargo, tan optimistas en su valoración de la clasicidad y corrección de la métrica sidoniana: Ermolao Barbaro (1454–1493), por ejemplo, se mostrará extremadamente crítico hacia determinados hábitos métricos del lionés, que lo harán — siempre según la opinión del humanista cuatrocentista — poco recomendable como modelo prosódico. Sobre las objeciones de Barbaro a la métrica sidoniana vid. Hernández Lobato, J., “Sidonio Apolinar en el Quattrocento,” Cuadernos de filolgía italiana 18 (2011): en prensa.Google Scholar

38 Así al menos los sugiere el hecho de que en esta epist. 5.18 se haya detenido a explicar con notable detalle no sólo la estructura métrica de la pieza (“in quibusdam enim uersibus suis dactylicis phaleucis endecasyllabis, qui hoc ordine confecti sunt, ut primus pes spondeus, secundus dactylus, tertius et quartus trochei sint, quintus uero tum trocheus, tum spondeus”), sino también su contendo argumental y su composición en recussatio (“dum multa poetarum et aliorum auctorum suis in operibus legenda negaret, post multa sic inquit … et sequitur de Cordubensibus referens ac distinguens … et subinferens de Tragico, sic sequitur”).Google Scholar

39 “Nam si, ut ueraciter inquit Sidonius, nemo tanta scit quanta nescit; nonne insane dementie est, cum pluribus ignorantie tenebrarum habeas quam luminis scientie, te reputare sapientem?” ( Epistolario , ed. Novati, , 2:382).Google Scholar

40 “Nullius adhuc facultatis omnis ueritas reperta est, nimisque uerum est illud Sidonii: Verum si cupias probare, tanta Nullus scit, michi crede, quanta nescit” (ibid., 3:490).Google Scholar

41 “Sed cum homo sit medius ut scire possit, possit etiam ignorare, imo cum simul ignoret et sciat, cum, ut uult Sidonius, nemo tanta sciat quanta nesciat, sumus, in hac carne dum uiuimus, apud inferos ignorantie cecitate uersamurque cum superis scientie ratione.” Google Scholar

42 “Hec enim opaca et obscura est et quam nemo totam unquam potuerit agnoscere. Quo sensu C. Sollius Apollinaris, qui et Sidonius dictus est, uere et scite scripsit: ‘Tanta nullus scit, michi crede, quanta nescit.’” Google Scholar

43 Sobre el desarrollo del topos de la modestia en la literatura latina vid. Curtius, , Literatura europea (n. 13 supra), 127–31.Google Scholar

44 El precedente de Cic., ad fam. 13.8.1 (“cum et mihi conscius essem quanti te facerem et tuam erga me benevolentiam expertus essem, non dubitaui a te petere quod mihi petendum esset”) debe ser excluido al menos por dos poderosas razones: a) no tiene en absoluto el sentido de “consciente de mi pequeñez” que exige el pasaje de Salutati; b) las epístolas ad familiares aún no habían sido redescubiertas por Salutati: habrá que esperar nada menos que 9 años (esto es, hasta el 1392) para que el humanista descubra este nuevo corpus ciceroniano (sobre ese hallazgo vid. Reynolds, L. D. y Wilson, N. G., Scribes and Scholars: A Guide to the Transmission of Greek and Latin Literature [Oxford, 1991], 135), que pronto se convertirá en el elemento determinante para la verdadera “revolution in Salutati's epistolary latin,” vid. McLaughlin, Literary Imitation (n. 14 supra), 71. Si bien algo más cercanos, tampoco los paralelos de Ov., am. 2.7.11 y epist. 21.45 comparten el sentido “auto-deconstructivo” del pasaje sidoniano. Excluidos esos pocos textos clásicos, ningún otro presenta la expresión “mihi conscius” asignada autoreferencialmente a un sujeto “ego,” como hacen Sidonio y Salutati.Google Scholar

45 Vid. epist. 6.3. La fecha inicialmente propuesta por Epistolario , ed. Novati, , 2:141 ha sido posteriormente discutida por Ullman, B. L., Studies in the Italian Renaissance (Roma, 1955) sin que se pueda llegar a ninguna conclusión determinante.Google Scholar

46 Un buen ejemplo de esos florilegios mixtos, de tan profusa circulación durante todo el Renacimiento, lo podemos encontrar en el códice cartáceo Vat. Lat. 1671, que recoge pasajes de Petronio, Sidonio y Propercio. En el caso concreto de Sidonio, el manuscrito nos transmite carm. 5.40–49 (fol. 38v), carm. 7.20–36 (fol. 39r), carm. 9.168–201 (fol. 39v), carm. 10 (fol. 40v), carm. 11.63–71 (fol. 41v). Para una descripción de este códice vid. Nogara, B., Codices Vaticani Latini , tomus 3: Codd. 1461–2059 (Roma, 1912), 155–56.Google Scholar

47 La carta a la que nos estamos refiriendo (epist. 9.10 [ Episolario , ed. Novati, , 3:9197]) no presenta, por fortuna, ningún problema grave de datación: el propio Salutati la fecha el 1 de agosto (kalendas sextilis), e ibid., 91–92 n. 3 aportan razones incontestables para situar su redacción en el año 1395.Google Scholar

48 Ibid., 97.Google Scholar

49 Salutati, , de hecho, no justifica el uso epistolar del uos ni siquiera en instituciones con el peso de la cancillería florentina, que contaba con una dilatada tradición en el empleo de este tipo de fórmulas de cortesía. Es más, en epist. 8.10 afirma taxativamente su voluntad decidida de cambiar esta costumbre, si en algún momento estuviera en su mano: “Nec in exemplum adducas uelim cancellarie Florentine stilum, quam si licuisset atque liceret arbitrio meo formare, uel cum ad illam ascitus fui uel etiam nunc, et in hoc et in multiis aliis correxissem” (cf. Epistolario , ed. Novati, , 2:419). Sabemos, sin embargo, que pese a estos firmes propósitos, Salutati tuvo que renunciar durante su periodo de cancelliere al uso epistolar del tu, que se reservaba únicamente para las misivas dirigidas a súbditos o funcionarios de menor rango. Sólo el cancillerato de Leonardo Bruni (1429) vería finalmente implantadas las reformas estilísticas que Salutati no fue capaz de llevar a cabo. Un interesante comentario sobre este pasaje lo podemos encontrar en la monografía de Witt, R. G., Coluccio Salutati and his Public Letters (Geneva, 1976), 23.Google Scholar

50 Vid. Epistolario , ed. Novati, , 2:404–5 n. 1.Google Scholar

51 Respecto a los primeros debates humanísticos sobre el polémico binomio antiquitas/modernitas cf. Trinkaus, C., “Antiquitas Versus Modernitas: An Italian Humanist Polemic and Its Resonance,” Journal of the History of Ideas 48 (1987): 1121. Respecto al conflicto entre Clasicismo y Cristianismo en la obra y el pensamiento de Salutati vid. Witt, R. G., “Coluccio Salutati and the Conception of the Poeta Theologus in the Fourteenth Century,” Renaissance Quarterly 30 (1977): 538–63 y Mazzocco, A., “Classicism and Christianity in Salutati: Considerations in Light of Ronald G. Witt's Hercules at the Crossroads: The Life, Works, and Thought of Coluccio Salutati,” Italica 65 (1988): 251–63. Respecto al pensamiento de Salutati (en contraste con Valla y Petrarca) sobre el fenómeno religioso vid. Trinkaus, C., “Humanist Treatises on the Status of the Religious: Petrarch, Salutati, Valla,” Studies in the Renaissance 11 (1964): 7–45.Google Scholar

52 Sobre la escasa difusión de las obras de Símmaco en la Italia de la época cf. Ullman, , Humanism (n. 28 supra) y Epistolario , ed. Novati, , 2:409.Google Scholar

53 Vid. McLaughlin, , Literary Imitation , 73.Google Scholar

54 Epistolario , ed. Novati, , 2:419.Google Scholar

55 Cf. e.g. Fam. 22.2.20. En relación a la teoría de Petrarca sobre la imitación y sus fuentes antiguas vid. McLaughlin, , Literary Imitation , 2248.Google Scholar

56 Este parecer anticipa en más de medio siglo la teoría imitativa de Poliziano, que siempre se mostró ferviente partidario de la consecución de un estilo personal e intransferible a través de la imitación mixta o ecléctica de un sinfín de autores diferentes, según hemos puesto de manifesto en Hernández Lobato, “Sidonio Apolinar en el Quarttrocento” (n. 37 supra). Algunas de estas ideas de Salutati remontan ya al propio Petrarca, cuya teoría imitativa se esboza de un modo conciso pero extremadamente completo en McLaughlin, Literary Imitation, 22–48. Sobre la controvertida relación de Salutati y Petrarca cf. Revilo, P. O., “Salutati's Criticism of Petrarch,” Italica 16 (1939): 4957.Google Scholar

57 Respecto a la epístola original de Leonardo Bruni (epist. 10.5), la encontramos editada en Epistolario , ed. Novati, , 4:375–78. Para una edición del epistolario completo de Bruni vid. Mehus, L., ed., Leonardo Bruni Aretino: Epistularum libri VIII , 2 vols. (Firenze, 1741).Google Scholar

58 Cf. Epistolario , ed. Novati, , 4:148.Google Scholar

59 Ibid., 3:479485.Google Scholar

60 Trece son los poemas que Sidonio inserta en medio del texto en prosa de sus cartas: epist. 2.8.3; epist. 2.10.4; epist. 2.12.5; epist. 4.8.5; epist. 4.11.6; epist. 4.18.5; epist. 7.17.2; epist. 8.9.5; epist. 8.11.3; epist. 9.13.2; epist. 9.13.5; epist. 9.15.1; epist. 9.16.3. Respecto a su colección de carmina debemos destacar únicamente las misivas introductorias en prosa al carm. 14 (prefacio al epitalamio filosófico de Polemio y Araneola) y al carm. 22 (descripción del burgo de Poncio Leoncio).Google Scholar

61 Sobre este particular vid. infra.Google Scholar

62 Cf. Rubinstein, N., “Classical Themes in the Decoration of the Palazzo Vecchio in Florence,” Journal of the Warburg and Courtauld Institutes 50 (1987): 2943. A propósito de estos epigramas, Rubinstein afirma en la página 32 que: “The frescoes of uomini famosi in the Saletta for which Salutati wrote his epigrams still existed in 1461, when the sons of Poggio Bracciolini (who had recently died after having been, like Salutati, Chancellor) were given permission to have his portrait painted ‘in Saletta Palatii Dominorum,’ ‘in the empty space there’ (in loco ibi vacuo). Poggio's portrait was evidently considered suitable for a cycle which included portraits of illustrious Florentine poets, possibly also by that time one of Salutati. The paintings were probably destroyed as a result of the work of reconstruction which took place on the first and second floor after 1470.” Google Scholar

63 Hankey, T., “Salutati's Epigrams for the Palazzo Vecchio at Florence,” Journal of the Warburg and Courtauld Institutes 22 (1959): 363–65. Esta edición presenta como base el manuscrito florentino Laur. Conv. Sopp. 79, fols. 102r–104r, y el De uiris claris de Domenico di Bandino (Vaticano, Urb. Lat. 300), que cita el texto de 17 de los 22 epigramas, adscribiéndoselos a su amigo Salutati.Google Scholar

64 Guerrini, R., Effigies Procerum: Modelli antichi (Virgilio, Floro, De viris illustribus) negli epigrammi del Salutati per Palazzo Vecchio a Firenze,” Athenaeum 81.1 (1993): 201–12. La enmienda textual que aceptamos aparece propuesta en la página 206.Google Scholar

65 Vid. e.g. Varro, , ling. 5.52: “collis Latiaris”; Liv. 21.63.8: “ne Latinas indiceret Iouique Latiari sollemne sacrum in monte faceret”; Luc. 1.119: “residens celsa Latiaris Iuppiter Alba”; Luc. 1.535: “fulmen … percussit Latiare caput”; Suet., Cal. 22.2; Plin., nat. 34.43: “amplitudo tanta est, ut conspicitur a Latiari Ioue” (esto es, desde su santuario en el monte Albano). Una primera evolución del término hacia un significado metonímico más amplio la encontramos en Ov., met. 15.481 (“accepisse Numam populi Latiaris habenas”), de donde posiblemente los poetas tardoantiguos habrán tomado su punto de partida.Google Scholar

66 Cf. et el uso del adjetivo “Latiaris” en el poema “alfabético” de Ausonio, exclusivamente referido a la lengua latina: Auson. technop. (= Green 25)14.3: “eta quod Aeolidum quodque ∊ι̃ ualet, hoc Latiare E.” Tanto Ausonio como Símmaco y Sidonio tienden a contraponer esta “Latiaris lingua” con la ya exótica lengua griega: este habitual parangón nos indica cómo el uso de “Latiaris” en lugar del más sencillo “Latinus” constituía una sutil estrategia retórica encaminada a conferirle prestigio al latín en calidad de lengua literaria y de cultura (al mismo nivel que el griego), transformada en un símbolo de clase y en un combativo testimonio de una civilización cada vez más amenazada. Para la cita de Ausonio sigo, como siempre, la numeración de la edición de Green, R. P. H., ed. y com., The Works of Ausonius (Oxford, 1991).Google Scholar

67 La forma adverbial aparece también en la obra de Marciano Capela (cf. e.g. Mart. Cap., nupt. 6.567.34), redactada en ambiente africano en la primera mitad del siglo V. Google Scholar

68 Cf. Seek, O., ed., Q. Aurelii Symmachi quae supersunt , MGH AA 6 (Berlin, 1883), xxvii ss.Google Scholar

69 Epistolario , ed. Novati, , 2:408. La carta no pudo haberse escrito antes de finales de 1392 según ibid., 404–5.Google Scholar

70 Ibid., 409.Google Scholar

71 El pasaje es el de Plin., nat. 7.117; marcamos en cursiva las nada despreciables coincidencias léxicas con el epigrama de Salutati: “te [sc. Ciceronem] dicente legem agrariam, hoc est alimenta sua, abdicarunt tribus; te suadente Roscio theatralis auctori legis ignouerunt notatasque se discrimine sedis aequo animo tulerunt; te orante proscriptorum liberos honores petere puduit; tuum Catilina fugit ingenium; tu M. Antonium proscripsisti. Salue primus omnium parens patriae appellate, primus in toga triumphum linguae que lauream merite et facundiae Latiarumque litterarum parens aeque (ut dictator Caesar, hostis quondam tuus, de te scripsit) omnium triumphorum laurea maiorem, quanto plus est ingenii Romani terminos in tantum promouisse quam imperii.” Google Scholar

72 Sobre la errónea reivindicación de Claudiano como poeta florentino cf. infra.Google Scholar

73 Epistolario , ed. Novati, , 2:309.Google Scholar

74 Para un análisis detenido del carm. 9 de Sidonio Apolinar y de las implicaciones conceptuales y estéticas del uso de la recusatio vid. Lobato, Hernández, “ Sterilis Camena (n. 1 supra).Google Scholar

75 El origen de esta “toscanización” de Claudiano remonta al menos a Petrarca (rem. 2.125) y mantendrá una enorme vigencia en el pensamiento de buena parte los humanistas italianos venideros, incluyendo, por supuesto, a Salutati. Cf. a este respecto la obra de Romano, D., Claudiano (Palermo, 1958), 150–51 y la sección de Clarke, A. K. en Kristeller, P. O., ed., Catalogus translationum et commentariorum: Mediaeval and Renaissance Latin Translations and Commentaries: Annotated Lists and Guides, (Washington, 1976), 3:145–46. Todavía Cristoforo Landino (1424–1498) en el capítulo tercero de su célebre Comento di Christophoro Landino Fiorentino sopra la Comedia di Danthe Alighieri poeta Fiorentino — intitulado “Fiorentini eccellenti in eloquenza” — se hará eco de las teorías del aretino sobre la toscanidad de Claudiano: “Meffè, acciochè buona gratia consequiti da tutta Italia el fiorentino popolo per due cagioni. Prima perchè chome in una sua oratione scrive el Petrarca, l'ultimo poeta laureato, che in prezo rimanessi in lingua latina fu el fiorentino Claudiano, et dipoi perchè el primo che dopo la resurrexione della facultà poetica prendessi laurea corona fu el Petrarca, perchè Danthe dinegò prendere tale honore se non lo prendessi nel baptisterio fiorentino. Fu adunque la nostra città l'ultima, nella quale si spegnessi tale facultà, et la prima nella quale si raccendessi. Fu el padre di Claudiano fiorentino grande mercatante, ma docto et eloquente; el quale per le frequenti invasioni de' barbari, vedendo Italia in continua preda navicò in Egypto, et in Canopo città sopra uno de' rami del Nilo prese moglie, della quale prima era innamorato, et generò Claudiano. Il perchè molti affermano lui essere egyptio. Fiori questo poeta ne' tempi di Theodosio. Era da principio gentile, dipoi diventò christiano.” Google Scholar

76 La edición de los epigramas ha corrido a cargo de Hankey, , “Salutati's Epigrams” (n. 63 supra), quien los ha recogido bajo el título de Epigrammata Virorum illustrium posita in aula minori pal[a]tii florentini: Vt sunt per ordinem, Tetrasticon monocolos. Google Scholar

77 Guerrini, , “Effigies Procerum” (n. 64 supra), 209.Google Scholar

78 Sobre este particular vid. Hankey, , “Salutati's Epigrams,” 363–64.Google Scholar

79 Para un análisis exhaustivo de este epigrama y de los posibles ecos de Claudiano en todo el ciclo poético del Palazzo Vecchio remito al trabajo de Guerrini, R., “Orbis moderamina: Echi di Claudiano negli epigrammi del Salutati per Palazzo Vecchio a Firenze,” Annali della Facoltà di Lettere e Filosofia dell'Università di Siena 13 (1992): 319–29.Google Scholar

80 Ullman, B. L., Colucii Salutati de laboribus Herculis (Padova, 1951), 229.Google Scholar

81 La cita implícita se refiere al pasaje de Sid., carm. 9.274. Paradójicamente, la misma autoridad che avalaba la existencia de los dos Sénecas parece ahora insuficiente a ojos del cancelliere, para refutar la dudosa ascendencia toscana de Claudiano.Google Scholar

82 Ullman, , De laboribus Herculis , 457.Google Scholar

83 Epistolario , ed. Novati, , 3:7691 Google Scholar

84 Sobre el uso del término modernitas en Salutati cf. infra. Sobre la dicotomía entre la modernitas y la antiquitas y sus conexiones con el debate cristiano vid. n. 51 supra.Google Scholar

85 Ibid., 79.Google Scholar

86 Sobre la noción teórica de la polifonía textual, acuñada en primer lugar por Bajtín cf. Ducrot, O., El decir y lo dicho: Polifonía de la enunciación (Barcelona, 1986) y Reyes, G., Polifonía textual (Madrid, 1994).Google Scholar

87 Vid. epist. 8.5 ( Epistolario , ed. Novati, , 2:382) y 12.7 (ibid., 3:490), De laboribus Herculis 2.5 y 2.9.Google Scholar

88 Epistolario , ed. Novati, , 3:80.Google Scholar

89 Ibid. En cualquier caso, la distancia entre los modernos y los antiguos será siempre más larga e infranqueble que la que separa la calidad literaria de Cicerón y la de todos sus contemporáneos: “uidebis longe magis hanc modernitatem ab illorum [sc. los contemporáneos de Cicerón] quolibet superari quam ipsos a Cicerone” (ibid.).Google Scholar

90 Ibid. Google Scholar

91 Ni qué decir tiene que la precisión cronológica del cancelliere en este elenco de autores resulta en ocasiones bastante deficiente, como se subraya (ibid., 82 n. 2).Google Scholar

92 Ibid. 8283.Google Scholar

93 Para un examen detenido de la opinión de Salutati sobre los autores medievales vid. Donovan, R. B., “Salutati's Opinion of Non-Italian Latin Medieval Writers of the Middle Ages,” Studies in the Renaissance 14 (1967): 185201.Google Scholar

94 Epistolario , ed. Novati, , 3:84.Google Scholar

95 Baste recordar en este sentido el trabajo de Salutati como promotor e ideador del programa iconográfico-literario de los frescos de uiri illustres que decoraban el aula minor del Palazzo Vecchio, cuyas motivaciones — no menos políticas que culturales — ya se han explicado en estas páginas (cf. supra).Google Scholar

96 Sobre el peso léxico del ars dictaminis medieval en el latín epistolar de Salutati y su peculiar evolución estilística cf. McLaughlin, , Literary Imitation (n. 14 supra), 6872.Google Scholar

97 El adjetivo “modernus,” creado sobre el adverbio “modo” a imitación del par “hodie/hodiernus,” es inequívocamente tardoantiguo y su origen parece relacionado con el especial afán de los cristianos por desmarcarse en su nueva Weltanschauung de los valores precedentes del Imperio. El término aparece en autores como Ennodio, Casiodoro, Venancio Fortunato, Pedro Damián o Jordanes. Baste un ejemplo de este último, tomado de Rom. p. 40 (Mommsen): “de qua Galla dehinc Theodosius imperator Flacilla defuncta, quae Archadium Honoriumque pepererat, Placidiam generauit, quae mater fuit moderni Valentiniani iunioris imperatoris. Sed nos ad propositum redeamus.” Google Scholar

98 Se trata, en concreto, de Cic., Tusc. 1.2.4 y Verg., Aen. 10.467–69.Google Scholar

99 Iob 14:5.Google Scholar

100 Como ya expusimos supra, Salutati, aun siendo un ferviente admirador de la Antigüedad clásica y un devoto cultivador de las letras latinas, privilegia siempre las posiciones cristianas, a las que considera intrínsecamente superiores. Cf. a este respecto la nota 51.Google Scholar

101 Epistolario , ed. Novati, , 3:87.Google Scholar

102 Merece la pena subrayar, por otro lado, la extrema agudeza filológica de Salutati, capaz de recabar tales conclusiones sobre el proceso de edición de las obras referidas a partir de una observación minuciosa de las peculiaridades de su transmisión textual: “confer simul omnium istorum antiquorum codices: inuenies aliquos tum in epistolarum ordine tum in numero non concordes; ex quo solent qui Senece uel aliorum, quos supra retuli, uoluerint epistolas allegare, uel principium epistole ponere uel illum ad quem scripserit nominare; uel, si quotare uoluerint epistolam, notanter ad sui uoluminis ordinem se referre” (ibid.).Google Scholar

103 Ibid., 79.Google Scholar

104 Ibid., 8788.Google Scholar

105 Ibid., 88.Google Scholar

106 Sobre la faceta poética de Salutati y su pensamiento a este respecto cf. Cinquino, J., “Coluccio Salutati, Defender of Poetry,” Italica 26 (1949): 131–35; Aguzzi-Barbagli, D., “Dante e la poetica di Coluccio Salutati,” Italica 42 (1965): 108–31; Fisher, A., “Three Meditations on the Destruction of Vergil's Statue: The Early Humanist Theory of Poetry,” Renaissance Quarterly 40 (1987): 607–35.Google Scholar

107 Sobre el carm. 13 sidoniano vid. Lobato, Hernández, “Murex Sidonius” (n. 37 supra) y idem, “Nota a Sidonio” (n. 37 supra).Google Scholar

108 Sobre el De laboribus Herculis cf. la edición de Ullman, De laboribus Herculis (n. 80 supra), por la que citamos el texto, y el influyente trabajo de Witt, R. G., Hercules at the Crossroads: The Life, Works, and Thought of Coluccio Salutati (Durham, 1983).Google Scholar

109 Encontramos la primera cita explícita del carm. 13 sidoniano (exactamente carm. 13.3–4) en De laboribus Herculis 3.8.4–5 (Ullman, De laboribus Herculis, 185–86): “Et Sidonius ait: ‘Et licet in nuda torvus confregerit ulna ille Cleonee guttura rava fere.’ ‘Rava’ dixit, id est ‘rabida’ vel ‘fulva.’ Maro vero noster: ‘Tu Cresia mactas prodigia et vastum Nemee sub rupe leonem.’ Ubi Servius inquit Nemeam esse silvam iuxta The-bas, in qua Hercules interfecit leonem. Et Ovidius scripsit: ‘His elisa iacet moles Nemea lacertis.’ … Ex his ergo patet Herculem duos interfecisse leones, Theumesium scilicet et Cleoneum sive Nemeum, et hunc ultimum non armis sed nuda manu confectum, ut innuit Cordubensis, Sidonius, atque Naso.” En 3.9.3 (Ullman, , De laboribus Herculis , 192), Salutati se hará eco de los versos de carm. 13.5–6 (“Sydonius autem cum prima Ouidii traditione concordat inquiens: ‘Et quamquam ardenti gladio uix strauerit Ydram, cum duplices pararet uulnere mors animas”’) y en 3.18.2 (Ullman, , De laboribus Herculis, 271), volverá sobre el poema sidoniano, esta vez con los versos 7–8 (“Nam et Sidonius scribit: ‘Captivumque ferens silva ex Erimanthide monstrum exarmata feri riserit ora suis”’), a los que aludirá — sin citarlos explícitamente — en 3.18.7 (Ullman, , De laboribus Herculis, 273): “Nam ferens Hercules ad Euristeum aprum exarmatum, ut Sidonius inquit, humeris propriis, ut Boetius ait, quid aliud significat nisi virum sapientem non solum mente talis passionis vitium superasse sed id operum evidentia demonstrare?” Google Scholar

110 Epistolario , ed. Novati, , 3:9197.Google Scholar

111 Ibid., 96.Google Scholar

112 Vid. e.g. el complejo ritmo de oposiciones binarias presente en este pasaje: “hec [sc. la jurisprudencia] trivium ac quadriuuim continet, quorum triplex illud primum nomina rerum, actuum et passionum, utrorumque uim terminorum, modorum proportiones et ex istis resultantem copulationis congruitatem, probandi ac repellendi periciam, suadendi dissuadendique doctrinam et facultatem et omnem disputandi iudicandique scientiam edocet et intendit” (ibid.). Esos sintagmas pareados se repetirán con desconcertante insistencia a lo largo de toda la epístola, con frecuencia reunidos en una misma frase también bimembre: “maius atque felicius” (ibid., 94), “talis tanteque” (ibid.), “quot et quanta” (ibid., University of Oxford 95), “diuinarum et humanarum” (ibid.), “iusti atque iniusti” (ibid.), “certum aut incommutabile” (ibid.), “cognoscimus atque scimus” (ibid.), “dirigit atque intendit” (ibid.), “neque Hesperus neque Lucifer” (ibid.), “coniuncta determinataque” (ibid., 96), “iure et legibus” (ibid.), “sciendi noscendique” (ibid.), “iusti atque iniusti” (ibid.), “membratim et particulariter” (ibid.), “fixis et solidis” (ibid., 97), “continuis mobilibusque” (ibid.), “linee atque superficies” (ibid.), “pyramidibus radiosis aut corporibus tersis” (ibid.), “diuinarum et humanarum” (ibid.), “uel adhibet uel exercet” (ibid.), “speculandis agendiaque” (ibid.). El carácter netamente macrológico de muchas de estas “iuncturae,” tan próximas al quehacer sidoniano, está fuera de toda discusión.Google Scholar

113 Vid. e.g. los términos en que se desarrolla el reproche a da Moglio por no haber escrito antes, aludiendo a la gran oleada de frío que asolaba Roma: “Quid facies, si ultra Sauromatas iuisses et Glaciale oceanum, ubi uix possunt estiui soles, austrini sideris adiuti caloribus, soluere flumina, liquefacere niues et gelide hiemis frigora restaurare? In perpetuum silentium abiisses, nec fieres Ouidii imitator, qui tot et tanta uolumina de Tomitanis littoribus destinauit” (ibid., 93).Google Scholar

114 Vid. e.g. la figura etimológica en aliteración “amicus amicabiliter accipio” (ibid., 92) o el abierto retruécano de (ibid., 94): “non sequitur enim dignitas titulum, sed rationabilius ipse titulus dignitatem.” Google Scholar

115 Vid. e.g. el diminutivo “longiusculam” (ibid., 91); el rarísimo “mulcedine” (ibid., 92), que sólo aparece en Sidonio (epist. 5.17.3: “cultu peracto uigiliarum, quas alternante mulcedine monachi clericique psalmicines concelebrauerant”) y Aulo Gelio (19.9.7); los gentilicios poéticos ovidianos — de gran éxito entre los tardoantiguos — “Sauromatas” y “Tomitanis” (Epistolario , ed. Novati, , 3:93); el adverbio “particulariter” (ibid., 96), usado exclusivamente por Apuleyo y Marciano Capela, que aquí aparece coordinado con el ciceroriano “membratim”; el abiertamente medieval “exuberanter” (ibid., 96) compartiendo frase con el clásico “effuse” y el apuleyano “floride”; el rebuscadísimo adjetivo plautino “radiosis” (ibid., 97), etc. Google Scholar