La más reciente narrativa cubana se presenta como un punto de quiebra del proceso de inscripción y perpetuación de valores identitarios nacionales de la producción cultural local. Este fenómeno de subversión del imaginario nacional lo he sustentado, primordialmente, en la representación de subjetividades homoeróticas a través de las cuales se deconstruye y cuestiona la figura del “buen revolucionario” en tanto que origen y destino del modelo identitario nacional, “lo cubano.”

Tras explorar las estrategias de articulación de estos gestos transgresores en la literatura cubana contemporánea, cabría plantearse varias preguntas. Si bien estos textos sugieren la “desproblematización” de identidades homosexuales, lésbicas y transgéneros tradicionalmente excluidas y silenciadas en el canon literario de Revolución, igualmente, habría que considerar varias de las contradicciones que afloran a través del análisis de estos textos. A lo largo de este ensayo me he planteado dialogar con las diferentes estrategias literarias que los/as autores/as de estos textos han empleado a fin de excluir tanto referencias al contexto como elementos que permitan cuestionar, por ejemplo, la ausencia de sitios de encuentro para homosexuales, lesbianas y travestis, sin por ello, necesariamente, mencionar la existencia de fiestas clandestinas para estos grupos. En su lugar, en estos textos se han privilegiado los ambientes cerrados y los intimismos claustrofóbicos; una estrategia que, entre otras cosas, permite evadir situaciones propicias para la condena pública de las sexualidades periféricas.