Book contents
- Frontmatter
- Dedication
- Índice
- Presentación
- Agradecimientos
- 1 Campo cultural y narrativas disidentes del periodo revolucionario
- 2 La narración del mal: violencia, crisis moral e institucional en la novela venezolana del siglo XXI
- 3 País sin retorno: la experiencia migratoria en narrativas del periodo revolucionario
- 4 Alegorías de la inmediatez política
- 5 Reescritura de la historia política venezolana en novelas del periodo revolucionario
- Bibliografía
- Índice
2 - La narración del mal: violencia, crisis moral e institucional en la novela venezolana del siglo XXI
Published online by Cambridge University Press: 14 June 2019
- Frontmatter
- Dedication
- Índice
- Presentación
- Agradecimientos
- 1 Campo cultural y narrativas disidentes del periodo revolucionario
- 2 La narración del mal: violencia, crisis moral e institucional en la novela venezolana del siglo XXI
- 3 País sin retorno: la experiencia migratoria en narrativas del periodo revolucionario
- 4 Alegorías de la inmediatez política
- 5 Reescritura de la historia política venezolana en novelas del periodo revolucionario
- Bibliografía
- Índice
Summary
Uno de los escenarios más frecuentados en la narrativa venezolana del siglo XXI es el del desmoronamiento moral, social e institucional que se ha asociado al proceso de transformación estructural impuesto por la Revolución bolivariana. Estas novelas del fracaso del proyecto nacional suscriben registros tan disímiles como la fantasía distópica, el suspenso y el neopolicial. El creciente catálogo de esta tendencia temática incluye títulos como Matándolas a todas (Luis Medina, 2005), No habrá final (Roberto Echeto, 2006), Bajo tierra (Gustavo Valle, 2009), Rojo Express (Marcos Tarre, 2010), Esta gente (Francisco Suniaga, 2012), Yo no sé matar, pero voy a aprender (Gustavo Ott, 2013), Cicatriz y La muerte tiene muchos rostros (ambas de Juan Carlos Sosa Azpúrua, 2013 y 2014 respectivamente), Los maletines y La ola detenida (Juan Carlos Méndez Guédez, 2014 y 2017), The Night (Rodrigo Blanco Calderón, 2015), así como varias novelas policiales de la colección Vértigo (Ediciones B) a cargo de Mónica Montañés, tales como Amantes letales (Eloi Yagüe Jarque, 2012), Jezabel (Eduardo Sánchez Rugeles, 2013) y La víctima perfecta (de la propia Montañés, 2013).
Un elemento unificador y central en estas producciones literarias es la representación de la violencia (performativa, estructural y simbólica) interceptada por referencias a un contexto político que, a su vez, promueve tales discursos y prácticas violentas. En el examen de estas novelas resulta esclarecedor el estudio de ficciones de origen político de Moira Fradinger: “La imaginación política de estos textos otorga a la violencia el papel de ilustrar una nueva composición política cuando las fronteras de un determinado electorado entran en crisis” (la traducción es mía, 4). Para Fradinger, la “violencia vinculante” traza los nuevos límites del colectivo autónomo. De esta manera, la violencia representada en estos textos no pretendería dominar al enemigo, sino exterminarlo. El adversario se convierte en extranjero y asume una posición liminar que define el ámbito interno y externo. Visto así, la eliminación del enemigo alimenta la fantasía temporal de unión entre los miembros de la comunidad (4).
- Type
- Chapter
- Information
- Narrativas del descalabroLa novela venezolana en tiempos de revolución, pp. 27 - 52Publisher: Boydell & BrewerPrint publication year: 2018